Los cinco de Malladas (I): la matanza de San Buenaventura - Episodio 47

Dossier Negro - Un pódcast de La Vanguardia - Martes

Durante las fiestas de San Buenaventura, las calles del pueblo cacereño de Moraleja se llenaban todos los meses de julio de vecinos y trabajadores de todas las fincas esparcidas por el término municipal. El caserío de Malladas era una de esas propiedades. Albergaba a campesinos, mozos de cuadra, sirvientas y niños y prácticamente quedaba desierta durante aquellos esperados días de asueto estival. Se sucedían grandes comidas y festejos taurinos. La fiesta mayor de Moraleja de 1915 fue la más amarga de su historia. El 15 de julio, un muchacho se adentró en la finca de Malladas y localizó asesinadas allí a hachazos a dos niñas, las madres de las menores, y a un varón. Las mujeres eran doncellas de aquella hacienda y el hombre, un mayordomo. Muy pronto la Guardia Civil y la comisión judicial se centraron en cinco segadores, vecinos de Moraleja, a los que convirtieron en sospechosos a pesar de que estaban trabajando a 80 kilómetros de allí, en unos campos de la provincia de Salamanca. Los cinco de Malladas acabarían por entregarse y ser sometidos a un juicio plagado de irregularidades.