Palabras de vida del gran Maestro, Capítulo 17—Aliento en las dificultade
Disfruta La Palabra - Un pódcast de Jochen Gameros

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Cuando Cristo enseñaba, unía la invitación misericordiosa a la amonestación referente al juicio. “El Hijo del hombre—dijo—no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas”. “No envió Dios a su Hijo al mundo para que condene al mundo, mas para que el mundo sea salvo por él”.1 Su misión de misericordia, en relación con la justicia y el juicio divinos, se ilustra en la parábola de la higuera estéril.