1184 - Ezequiel 15-17. Parábolas acerca de la seguridad del juicio. Ez 15:6
Descansando en Dios - Un pódcast de Francisco Atencio
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1184 – Ez 15:6 – Ezequiel 15-17. Parábolas acerca de la seguridad del juicio.Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén.Ya hemos visto que Ezequiel (Ez 12-19) dio una nueva serie de señales y mensajes para decirles al pueblo que cualquier esperanza de regresar del cautiverio era inútil; que no tuvieran falsas esperanzas porque el juicio de la ciudad era seguro. La sección (Ez 12-19) con lo inútil de concebir falsas esperanzas incluye: Dos señales acerca del cautiverio inminente (Ez 12:1-20). Cinco mensajes acerca de la seguridad del juicio (Ez 12:21–14:23). Tres parábolas acerca del juicio (Ez 15–17): La viña estéril (Ez 15), la esposa adultera (Ez 16), y las dos águilas (Ez 17). EL mensaje relacionado con la responsabilidad individual (Ez 18). La parábola de la lamentación (endecha) sobre los príncipes de Israel (Ez 19). Veamos las tres parábolas acerca de la certeza del juicio sobre Judá (Ez 15-17). “Por eso (Jesús) les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis.” (Mt 13:13-14).I. La parábola de la viña inútil (Ez 15). “Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén. Y pondré mi rostro contra ellos; aunque del fuego se escaparon, fuego los consumirá; y sabréis que yo soy Jehová, cuando pusiere mi rostro contra ellos.” (Ez 15:6-7). El Señor aplicó esa parábola (Ez 15:1-5) a Jerusalén. La ciudad era la madera de la vid. Puesto que había dejado de dar frutos de justicia, era inútil. Israel se consideraba la viña de bendición del Señor, pero no había producido el fruto espiritual que Dios esperaba (Sal 80:8-18; Is 5:1-7; Jer 2:21; Os 10:1). El juicio era inminente porque Dios dijo: “pondré mi rostro contra ellos.” Aunque escaparan del fuego, Dios dijo: fuego los consumirá. No había razón para ser optimistas, porque el juicio de Babilonia sólo se había demorado por un tiempo. Jesús advierte: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador… El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.” (Jn 15:1, 6). II. La parábola de la esposa adultera (Ez 16). Ezequiel expone en esta segunda parábola la historia de Jerusalén comparándola a una esposa adultera. Nacimiento (Ez 16:1-7). “Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones, y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea” (Ez 16:2-3). La vida de la niña (Israel) estaba pendiendo de un hilo hasta que Dios ordenó que sobreviviera diciéndole: ¡Vive!… ¡Vive! La niña vivió, creció y llegó a la madurez como la hierba del campo, pero estabas desnuda y descubierta en estado de abandono (Ez 16:6-7). Matrimonio (Ez 16:8-14). “Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía.” (Ez 16:8). Dios juró su fidelidad a Jerusalén y la hizo suya. Vistió a su prometida con el esplendor que requiere una reina (Ez 16:9-14). Prostitución (Ez 16:15-34).
