1147 - Isaías 66. La adoración universal al Señor. Is 66:22

Descansando en Dios - Un pódcast de Francisco Atencio

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1147 – Is 66:22 – Isaías 66: La adoración universal al Señor. Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.Con Isaías 66 finaliza el libro demostrando que Dios cumple sus promesas: La restauración de Sion sería realizada y completada. Isaías termina su profecía con una enseñanza acerca de las condiciones que prevalecerán al inicio del milenio y la eternidad. Algunos de los sucesos de este capítulo hablan de los preparativos para que el reino milenial comience, otros reflejan las condiciones mileniales y finaliza con la eternidad. El profeta Isaías inicia y finaliza el libro animando al pueblo a estar a cuentas con Dios: “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” (Is 1:16-18).I.  La presencia de Dios con su pueblo (Is 66:1–2). “Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.” De manera figurada, Dios se ve sentado sobre un trono (Is 6:1) y la tierra como el estrado de sus pies. El diácono Esteban cita Is 61:1 en Hch 7:49-50 como prueba de que el plan de Dios en el NT es morar en los seres humanos y no en templos hechos por la mano del hombre. (1Co 3:16; 6:19). Dios aun con su grandeza, valora por encima de su creación inanimada, a aquél que es pobre y humilde de espíritu y que sigue, obedece, tiembla a su palabra (Is 57:15). Ese es el mensaje de Isaías a través de todo el libro. (Mt 5:3,5). Obedezcamos a Dios como Pablo: “El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga?” (Hch 9:6).II.  El Señor será el juez (Is 66:3-6). “El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada” (Is 66:3-4). Las extrañas comparaciones que hace Dios son pruebas del juicio que vendría sobre Israel por andar en sus propios caminos de la idolatría, paganismo y homicidios.III. El renacimiento de la nación de Israel (Is 66:7–14a). Este acontecimiento, que va desde el renacer de nuevo de Israel como nación hasta el milenio, se menciona en varias partes de las Escrituras. Entre ellas Is 11:11-14; Ez 36:24-28; 37:1-14; Jl 2:28-32; Ro 11:25-27. Este pasaje Is 66:7-14a enseña tres cosas acerca del renacimiento de Israel. 1) Será repentino (Is 66:7-8). Israel volvió a ser nación en un día, el 14 de mayo de 1948, por decreto de la ONU. El renacimiento