Episode 465: 17 de Febrero del 2025 - Devoción matutina para Adultos - ¨Con Jesús Hoy"

Daniel Ramos Podcast - Un pódcast de Daniel Ramos - Domingos

====================================================SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1==================================================== DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2025“CON JESÚS HOY”Narrado por: Exyomara AvilaDesde: Bogotá, ColombiaUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church ===================|| www.drministries.org ||===================17 de FebreroOrar con las manos«Vosotros, pues, oraréis así ... » (Mat. 6: 9).Cuando trabajaba para el Departamento de Educación de la División Euroafricana y visité una pequeña escuela en una aldea perdida entre los Alpes, me sorprendió escuchar que la maestra estaba enseñando a sus pequeños alumnos a «orar con las manos».Su lección sobre cómo orar decía lo siguiente:Al juntar las manos en la posición de la oración, nuestros pulgares están muy cerca del corazón. Esto nos recuerda que hemos de orar en primer lugar por las personas que tenemos más cerca: padres, hermanos o abuelos.El dedo que sigue es el índice. Este nos recuerda a las personas que nos enseñan, que nos instruyen y educan. Oremos también por nuestros maestros, por el médico quenos ayuda a estar sanos o por el pastor que nos recuerda las enseñanzas de Jesús. El dedo siguiente es el más largo y se llama «corazón». Este nos recuerda a las personas mayores que nos cuidan, que tienen grandes responsabilidades. Oremos por ellos, para que Dios los dirija e inspire.El cuarto dedo se llama «anular» porque en él se suelen llevar los anillos de matrimonio. Este nos recuerda que debemos orar por nuestro cónyuge. Curiosamente también es el más débil y torpe que tenemos, como les podrán asegurar los profesores de piano. Esto nos inspira a orar también por los más débiles, los enfermos, los que sufren, los pobres, los que tienen problemas.por fin llegamos a nuestro dedo más pequeño o «meñique». Este nos recuerda debemos orar, finalmente, por nosotros mismos. Tras haber orado por todos los demás, nuestras propias necesidades aparecerán de modo más claro y en una perspectiva más real, y eso nos permitirá orar por nosotros de manera más efectiva.Estoy convencido de que la enseñanza de esa maestra fue útil. Por lo menos lo fue para mí, ya que consiguió que se grabase en mi memoria hasta hoy. Deseo que haya ocurrido lo mismo con sus afortunados alumnos y que hayan aprendido tan bien como yo, o incluso mejor, a «orar con las manos».Confieso que generalmente no suelo seguir ese método, porque he aprendido de Jesús que la posición física que adoptamos es menos importante que la actitud de nuestro corazón. Pero gracias a aquella visita todavía recuerdo a menudo lo bueno que es orar por otros «en espíritu y en verdad» (Juan 4: 23). Con las manos y con todo mi ser.