Episode 458: Escuela Sabática - Lectura 07 de Enero de 2025
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====================================================SUSCRIBETEhttps://www.youtube.com/channel/UCNpffyr-7_zP1x1lS89ByaQ?sub_confirmation=1==================================================== LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA I TRIMESTRE DEL 2025Narrado por: Miguel PáezDesde: Bogotá, ColombiaUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist ChurchMARTES 07 DE ENEROUNA RELACIÓN CONDICIONAL Dios llama e invita a cada persona a una relación íntima de amor con él (ver Mat. 22:1-14). Responder adecuadamente a esa invitación implica obedecer el mandato divino de amar a Dios y a los demás (ver Mat. 22:37-39). Disfrutar de los beneficios de esta relación con Dios depende de si uno decide libremente aceptar o rechazar su amor. Lee Oseas 9:15; Jeremías 16:5; Romanos 11:22; y Judas 21. ¿Qué enseñan estos textos acerca de si los beneficios del amor de Dios pueden ser rechazados o incluso perdidos? En estos y otros textos, el hecho de disfrutar de los beneficios de una relación de amor con Dios se describe repetidamente como condicionado a la respuesta humana a ese amor. Sin embargo, no debemos cometer el error de pensar que Dios deja de amar a alguien. Como hemos visto, el amor de Dios es eterno. Y, aunque en Oseas 9:15 Dios dice de su pueblo: “No los amaré más”, es importante recordar que más adelante, en el mismo libro, Dios declara acerca de su pueblo: “los amaré de pura gracia” (Ose. 14:4). Oseas 9:15 no puede significar que Dios deja por completo de amar a su pueblo. Debe referirse, en cambio, a la condicionalidad de algún aspecto o beneficio particular de una relación de amor con Dios. Además, la forma en que respondemos a su amor es crucial para que esta relación continúe. “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). Del mismo modo, Jesús proclama a sus discípulos: “El mismo Padre los ama, ya que ustedes me han amado a mí y han creído que yo salí de Dios” (Juan 16:27). Estos y otros textos enseñan que el hecho de disfrutar de los beneficios de una relación salvífica con Dios depende de que aceptemos su amor (lo que implica también estar dispuestos a ser vehículos de ese amor). Una vez más, esto no significa que el amor de Dios deje de existir. Pero, así como no podemos impedir que el sol brille, pero podemos aislarnos de sus rayos, no podemos hacer nada para detener el amor eterno de Dios, pero podemos rechazar finalmente una relación con Dios y, por tanto, aislarnos de lo que nos ofrece; especialmente, de la vida eterna. ¿De qué maneras pueden las personas ver y experimentar la realidad del amor de Dios, independientemente de que correspondan a ese amor o no? Por ejemplo, ¿cómo revela su amor el mundo natural, incluso después del pecado?