La urraca sembradora

Cuentos para bebés y Niños - Un pódcast de Jhon Mayer - Lunes

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**Camila la Urraca Sembradora**En un frondoso bosque, lleno de vida y de secretos, vivía una urraca muy especial llamada Camila. Camila no era una urraca común; tenía una habilidad que la hacía única entre todas las aves del lugar: era una sembradora nata. Desde pequeña, había observado con curiosidad cómo las bellotas de los robles y encinas caían al suelo, y cómo con el tiempo, se convertían en majestuosos árboles que daban sombra y hogar a muchos seres del bosque.Camila se dio cuenta de que podía ayudar a esos pequeños brotes a encontrar su lugar en la tierra. Así que comenzó a recoger bellotas en su pico, una tras otra, y las llevaba a distintos rincones del bosque. Pero no solo las esparcía al azar; Camila, con su aguda inteligencia, buscaba los lugares perfectos, donde la tierra era fértil y la luz del sol era suficiente. Cada día, Camila volaba por el bosque, haciendo lo que más le gustaba: plantar semillas. A veces las enterraba en zonas despejadas, donde el sol las acariciaría suavemente. Otras veces, las ocultaba bajo hojas caídas, protegiéndolas de los ojos hambrientos de otras criaturas. Los otros animales del bosque observaban con asombro el trabajo incansable de Camila. “¿Por qué trabajas tanto?” le preguntó un día un viejo zorro. “No puedes comerte todas esas bellotas tú sola.”Camila sonrió con sus brillantes ojos negros y respondió: “No lo hago solo por mí. Lo hago por el bosque. Cada bellota que planto es una promesa de vida. Un día, serán grandes árboles que nos darán frutos, refugio y aire puro. Todo esto es nuestro hogar, y quiero que sea fuerte y saludable para todos nosotros.”Con el tiempo, el bosque floreció como nunca antes. Donde antes había claros vacíos, ahora se alzaban jóvenes encinas y robles, formando un manto verde que se extendía por hectáreas. Los animales del bosque comenzaron a llamar a Camila “la Urraca Sembradora”, y su historia se difundió por toda la región. Un día, un grupo de humanos que se aventuró en el bosque, notó la abundancia de árboles jóvenes. Sorprendidos, comenzaron a investigar cómo era posible que tantas encinas hubieran brotado en tan poco tiempo. Al observar a Camila y sus amigas urracas en acción, entendieron el gran trabajo que estas pequeñas aves estaban haciendo por el bosque.Los humanos decidieron contar la historia de las “urracas reforestadoras” en todas partes, para que más personas supieran sobre la importancia de proteger a estas aves tan especiales. Y así, gracias a Camila y sus incansables esfuerzos, el bosque no solo se volvió más fuerte, sino que también se convirtió en un ejemplo para otros lugares, demostrando que, aunque pequeña, cualquier criatura puede hacer una gran diferencia en el mundo.Y así, Camila continuó volando cada día, sembrando vida en cada rincón, con la alegría de saber que su trabajo estaba haciendo del bosque un lugar mejor para todos. **Fin.