El cuadro mágico y los niños

Cuentos para bebés y Niños - Un pódcast de Jhon Mayer - Lunes

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Érase una vez un cuadro mágico que se encontraba en una antigua galería de arte. En ese cuadro, había cinco niños, cuyas imágenes estaban congeladas en el tiempo. Estos niños, llamados Lucas, Sofía, Alejandro, Valentina y Martín, se encontraban en un mundo estático, sin poder disfrutar de las maravillas y experiencias que la vida real les ofrecía. Sin embargo, un día algo extraordinario sucedió. El cuadro cobró vida y les habló a los niños con una voz suave pero poderosa. Les dijo: "Queridos niños, es hora de salir de este cuadro y vivir la vida en su plenitud. Quiero que seáis seres vivos y experimentéis todo lo que el mundo tiene para ofrecer". Los niños se miraron unos a otros, sorprendidos y emocionados por la perspectiva de abandonar su existencia estática y convertirse en seres vivos. Sin dudarlo, tomaron la mano del otro y dieron un paso fuera del cuadro, saliendo al mundo real. Una vez fuera, los cinco niños se encontraron en un parque lleno de árboles, flores y risas de otros niños que jugaban. Era un lugar lleno de vida y alegría. Los cinco se miraron asombrados, sintiendo la brisa en sus rostros y el suelo bajo sus pies. Era una sensación completamente nueva para ellos. Decididos a aprovechar al máximo su nueva vida, los cinco niños se aventuraron juntos en un viaje de descubrimiento. Exploraron lugares fascinantes, desde altas montañas hasta playas de arena dorada. Aprendieron sobre la diversidad de la naturaleza, observando aves en vuelo, corriendo tras mariposas y sumergiéndose en arroyos cristalinos. Además de la naturaleza, los niños también se maravillaron con la diversidad cultural del mundo. Visitaron museos, escucharon música de diferentes géneros y probaron comidas exóticas. Cada experiencia les enseñaba algo nuevo y ampliaba su comprensión del mundo que los rodeaba. A medida que los días se convertían en semanas y las semanas en meses, los cinco niños se volvieron más fuertes, más independientes y más llenos de vida. Aprendieron a afrontar desafíos y a apreciar las pequeñas cosas que hacen que la vida sea hermosa. También desarrollaron una amistad inquebrantable, apoyándose mutuamente en cada paso del camino. El tiempo pasó rápidamente, y los niños crecieron juntos, compartiendo risas, lágrimas y aventuras inolvidables. Se convirtieron en seres vivos en el sentido más completo de la palabra, y sus corazones se llenaron de gratitud por la oportunidad de experimentar la maravilla de la existencia. Un día, mientras paseaban por el parque donde habían comenzado su viaje, los cinco niños se encontraron con el cuadro mágico que los había liberado. Se detuvieron frente a él, mirándose unos a otros con nostalgia y gratitud. El cuadro les habló nuevamente, esta vez con una voz llena de cariño y satisfacción. Les dijo: "Habéis vivido una vida plena y hermosa, y habéis aprovechado al máximo cada momento. Ahora, es hora de regresar al cuadro, pero esta vez como recuerdos vivos y felices. Vuestras experiencias quedarán grabadas en el lienzo para siempre". Los cinco niños se despidieron con lágrimas en los ojos, sabiendo que su viaje había llegado a su fin. Se abrazaron y se miraron una última vez antes de caminar hacia el cuadro, desvaneciéndose lentamente en sus imágenes congeladas. El cuadro mágico volvió a su estado original, pero esta vez estaba lleno de color y vida. Ahora, cada vez que alguien visitaba la galería de arte, los cinco niños salían del cuadro en forma de recuerdos felices, recordando a todos la importancia de vivir plenamente y aprovechar cada precioso momento de la vida.José Pardal