Dos perros gigantescos

Cuentos para bebés y Niños - Un pódcast de Jhon Mayer - Lunes

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En un jardín encantado, donde las flores hablan y los colores brillan con una intensidad mágica, vivían dos perros gigantes hechos completamente de flores. Uno, llamado Rosaleo, estaba formado por un caleidoscopio de rosas rojas, naranjas y amarillas. El otro, Florín, lucía en su cuerpo un mosaico de rosas verdes, púrpuras y rosadas. Rosaleo y Florín no siempre habían sido flores. Hace mucho tiempo, eran dos perros reales, hermanos inseparables que cuidaban de un jardín similar al que ahora habitaban. Eran famosos por su bondad y valentía, siempre listos para ayudar a quien lo necesitara. Un día, una poderosa hechicera, conmovida por su lealtad y amor, decidió inmortalizarlos en la forma más hermosa que pudo imaginar. Con un hechizo de magia antigua, transformó a Rosaleo y Florín en esculturas vivas de flores. Ellos conservaron sus corazones y mentes, pero sus cuerpos se convirtieron en un despliegue de naturaleza y belleza. Desde entonces, los dos perros florales permanecen en el jardín, trayendo alegría y asombro a todos los visitantes. Cada primavera, cuando el jardín florece en todo su esplendor, Rosaleo y Florín parecen cobrar vida aún más, moviendo suavemente sus pétalos con la brisa y emitiendo una fragancia embriagadora que envuelve a todo aquel que se acerca. La leyenda dice que si un visitante sincero y puro de corazón les pide un deseo, los perros florales lo concederán, utilizando la magia que aún reside en ellos. Así, Rosaleo y Florín siguen siendo guardianes del jardín, no solo con su presencia imponente y hermosa, sino también con la magia y el amor que brotan de cada uno de sus pétalos.José Pardal