El caso Claudia Mijangos: La Hiena de Querétaro

Criminología en serie - Un pódcast de Alejandra Lavín Torres - Jueves

Alrededor de las 8:00 de la mañana del 24 de abril de 1989, Verónica se dirige a la casa de su amiga Claudia, ubicada en el número 408 de la calle Hacienda Vegil. Hace apenas unas horas, Claudia la llamó con una voz extraña y angustiada, diciendo cosas sin sentido. Algo en su tono hizo que Verónica se preocupara, por lo que prometió ir a verla a primera hora de la mañana, tanto a ella como a los niños.

Cuando llega, la puerta de la casa está abierta. No hay ruido, solo silencio, roto por los latidos acelerados de su propio corazón. Al entrar, le cuesta comprender las imágenes que se despliegan ante sus ojos. La casa está cubierta de sangre: charcos, gotas, marcas de manos en el suelo, en el comedor, en las escaleras...

El miedo y el horror la invaden, pero lo peor está por venir.

Verónica sube las escaleras, con el temor apoderándose de cada paso. Al llegar a la planta de arriba, lo que encuentra... lo cambia todo. La visión será algo que jamás podrá olvidar, una escena grabada para siempre en su memoria, y en la de toda la población de Querétaro.