Evangelio de San Marcos | Capítulo 13 - El templo será destruído
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Señales del fin del mundo 13:1-37 – Mt 24:1-51; Lc 21:5-36 1 – Cuando salía Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: —¡Mira, Maestro! ¡Qué piedras! ¡Qué edificios! 2 —¿Ves todos estos grandiosos edificios? —contestó Jesús—. No quedará piedra sobre piedra; todo será derribado. 3 – Más tarde, estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron en privado: 4—Dinos, ¿cuándo sucederá eso? ¿Y cuál será la señal de que todo está a punto de cumplirse? 5 —Tengan cuidado de que nadie los engañe —comenzó Jesús a advertirles—. 6 – Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy”, y engañarán a muchos. 7 – Cuando sepan de guerras y de rumores de guerras, no se alarmen. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin. 8 – Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá terremotos por todas partes; también habrá hambre. Esto será apenas el comienzo de los dolores. 9 »Pero ustedes cuídense. Los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. Por mi causa comparecerán ante gobernadores y reyes para dar testimonio ante ellos. 10 – Pero primero tendrá que predicarse el evangelio a todas las naciones. 11 – Y, cuando los arresten y los sometan a juicio, no se preocupen de antemano por lo que van a decir. Solo declaren lo que se les dé a decir en ese momento, porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo. 12 »El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y les darán muerte. 13 – Todo el mundo los odiará a ustedes por causa de mi nombre, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo. 14 – »Ahora bien, cuando vean “el horrible sacrilegio” donde no debe estar (el que lee, que lo entienda), entonces los que estén en Judea huyan a las montañas. 15 – El que esté en la azotea no baje ni entre en casa para llevarse nada. 16 – Y el que esté en el campo no regrese para buscar su capa. 17 – ¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días! 18 – Oren para que esto no suceda en invierno, 19 – porque serán días de tribulación como no la ha habido desde el principio, cuando Dios creó el mundo, ni la habrá jamás. 20 – Si el Señor no hubiera acortado esos días, nadie sobreviviría. Pero, por causa de los que él ha elegido, los ha acortado. 21 – Entonces, si alguien les dice a ustedes: “¡Miren, aquí está el Cristo!” o “¡Miren, allí está!”, no lo crean. 22 – Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos. 23 – Así que tengan cuidado; los he prevenido de todo. 24 »Pero en aquellos días, después de esa tribulación, »“se oscurecerá el sol y no brillará más la luna; 25 – las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos”. 26 – »Verán entonces al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. 27 – Y él enviará a sus ángeles para reunir de los cuatro vientos a los elegidos, desde los confines de la tierra hasta los confines del cielo. 28 – »Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 29 – Igualmente, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas. 30 – Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. 31 – El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.