Evangelio de San Lucas | Capítulo 1 - El ángel Gabriel y Zacarías
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Prólogo 1 – Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros, 2 – tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales y servidores de la palabra. 3 – Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, 4 – para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron. Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista 5 – En tiempos de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, miembro del grupo de Abías. Su esposa Elisabet también era descendiente de Aarón. 6 – Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor. 7 – Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril; y los dos eran de edad avanzada. 8 – Un día en que Zacarías, por haber llegado el turno de su grupo, oficiaba como sacerdote delante de Dios, 9 – le tocó en suerte, según la costumbre del sacerdocio, entrar en el santuario del Señor para quemar incienso. 10 – Cuando llegó la hora de ofrecer el incienso, la multitud reunida afuera estaba orando. 11 – En esto un ángel del Señor se le apareció a Zacarías a la derecha del altar del incienso. 12 – Al verlo, Zacarías se asustó, y el temor se apoderó de él. 13 – El ángel le dijo: —No tengas miedo, Zacarías, pues ha sido escuchada tu oración. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. 14 – Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento, 15 – porque él será un gran hombre delante del Señor. Jamás tomará vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde su nacimiento. 16 – Hará que muchos israelitas se vuelvan al Señor su Dios. 17 – Él irá primero, delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos y guiar a los desobedientes a la sabiduría de los justos. De este modo preparará un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor. 18—¿Cómo podré estar seguro de esto? —preguntó Zacarías al ángel—. Ya soy anciano y mi esposa también es de edad avanzada. 19—Yo soy Gabriel y estoy a las órdenes de Dios —le contestó el ángel—. He sido enviado para hablar contigo y darte estas buenas noticias. 20 – Pero, como no creíste en mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo, te vas a quedar mudo. No podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda. 21 – Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías y les extrañaba que se demorara tanto en el santuario. 22 – Cuando por fin salió, no podía hablarles, así que se dieron cuenta de que allí había tenido una visión. Se podía comunicar solo por señas, pues seguía mudo. 23 – Cuando terminaron los días de su servicio, regresó a su casa. 24 – Poco después, su esposa Elisabet quedó encinta y se mantuvo recluida por cinco meses. 25 – «Esto —decía ella— es obra del Señor, que ahora ha mostrado su bondad al quitarme la vergüenza que yo tenía ante los demás».