Benjamin Netanyahu, un líder bajo presión

Tras casi seis meses de la guerra en Gaza, la opinión de los ciudadanos de Israel, se divide entre apoyar o destituir a su primer ministro Benjamin Netanyahu. Las fuerzas políticas y populares que lideraron las multitudinarias protestas en su contra en 2023, ahora le culpan de lo que para ellos es un mal manejo de la guerra, el incumplimiento para liberar a los rehenes y su responsabilidad por las fallas de seguridad que permitieron el ataque de Hamás. Razones que llevaron a que en la noche del domingo 31 de marzo 2024 miles de sus críticos, se tomaran las calles frente a la Knesset y bloquearan las principales calles de Jerusalén pidiendo su destitución y haciendo un llamado a elecciones anticipadas. A pesar de esta dura situación interna, si en algo se destaca el político que ha ocupado el cargo de Primer Ministro seis veces en diferentes momentos durante las últimas tres décadas, es lidiar y sobrepasar olas de presión política. Aunque ha crecido el número de sus detractores, sus adeptos quienes le apodan “Bibi” le reconocen su capacidad para mantener seguro a Israel, a pesar del duro golpe del pasado 7 de octubre. Benjamin, es hijo de un historiador, criado entre Israel y Estados Unidos, sirvió durante 5 años en el ejército israelí, en las fuerzas de élite Sayeret Matkal, una unidad antiterrorista de Israel de la que llegó a ser su comandante, se ha casado tres veces, y es doctor en ciencias políticas de la universidad de Harvard. Mientras aumentan las protestas, otros sectores de la sociedad israelí consideran que un llamado a elecciones en medio de la guerra es un acto “descabellado”. Es que para los afines a su gobierno está claro que el verdadero enemigo es Hamás y no el primer ministro Netanyahu. Algunos analistas creen que, si se cumpliera el anhelo de la oposición de convocar a nuevas elecciones, Netanyahu volvería a ganar. A pesar de que liderazgo también esté amenazado por presiones internacionales, en especial por su constante oposición a un estado palestino, Netanyahu mantiene el mayor récord de supervivencia política. Su permanencia dependerá de una victoria en la guerra y de sus decisiones para el manejo de Gaza ante la derrota de Hamás.