48. El Señor de los Anillos (I): El Poder
Ante el inconsciente - Un pódcast de Marly Kuenerz y Laureano Perez
Categorías:
El Señor de los Anillos es sin duda la gran historia fantástica de los últimos tiempos junto con Harry Potter. En este primer episodio de la trilogía que vamos a dedicar al Señor de los Anillos, introducimos el contexto: Todo gira alrededor del anillo único, que simboliza el poder, pero mal usado. Esta lucha por el poder o por destruirlo es algo siempre presente en la nuestra sociedad humana: la eterna pelea del Bien y al Mal. Y el anillo no es mas que la forma que capitaliza esa tensión entre bien y mal y su historia es la purificación del conflicto, el tercer elemento que una ambos en una síntesis renovada. Por ello, os presentamos a la figura psicológica más importante en torno al complejo de poder: el psicólogo Alfred Adler. Contemporáneo de Freud y Jung, y metido en sus disputas, fue el creador del concepto de los complejos de superioridad e inferioridad. En su propia historia, Tanto Freud como Adler y Jung querían “tener la razón”, y por tanto, el anillo. Freud se centro en el instinto sexual, que es el impulso de reproducción, pues la vida quiere perpetuarse. Adler se centró en el instinto de poder, que es lo que compensa la importancia con la que nacemos, y genera la competitividad que muchas veces trae el progreso. Y Jung se centro en la parte espiritual, tanto elevada como material, que durante toda la historia es el telón de fondo Los tres tuvieron razón, y cada uno representó una de las grandes fuerzas del ser humano. Su ruptura entre cada uno de ellos, impactó toda su carrera posterior. La historia del Señor de los Anillos representa todas estas partes, pero sin duda se centra en la psicología propuesta por Adler, donde en vez de valorar la diversidad de las distintas capacidades de poder, se busca adquirir todo el poder y unificarlo en una única forma, que además quiere eternizarse. En el sueño de hoy, tenemos como protagonista a Hitler, que vive en la casa de la soñante y la obliga -por miedo- a hacer falsamente de niña buena para no enfadarse. Uno de nuestros sueños favoritos hasta la fecha. Es decir, que por miedo no es ella misma.