40. Pesadillas

Ante el inconsciente - Un pódcast de Marly Kuenerz y Laureano Perez

Muchos de vosotr@s nos habíais pedido hablar de pesadillas, que son los típicos sueños que todos hemos tenido y donde los hechos o sensaciones que ocurren non resultan desagradables. Etimológicamente, “pesadilla” procede del efecto de una comida pesada. En la antigüedad, se pensaba que un pequeño espíritu demoníaco venía en la noche a posarse sobre el vientre de las personas que habían comido y producía este efecto desagradable. Este espíritu se llamaba “mare” en inglés y por ello, pesadilla se dice nightmare en inglés: el demonio de la noche. A nivel psicológico, las pesadillas tienen la función de mostrarnos nuestra sombra, todo eso que creemos no ser y que rechazamos de nosotros. Estas pequeñas manchas personales, te dan muchas pistas de tu camino, en especial de tus bucles psicológicos principales, en los que tiendes a caer. Es como si lo inconsciente colaborase en tu desarrollo a modo de gran animal psíquico y apareciera nocturnamente para decirte que falta algo por resolver, a veces el final de un patrón. Es decir, que la pesadilla, a pesar de su carácter desagradable, te muestra cómo tu inconsciente sigue tu progreso y cómo percibe que tú lo tomas desde tu Yo. No hay que olvidar que, en este proceso de desarrollo, la sombra no solo es opuesta al Yo, sino complementaria y persigue siempre la completitud personal mediante ampliaciones sucesivas del Yo. Yendo a la práctica, interpretamos 3 pesadillas: (1) El clásico de los clásicos: Dientes que se caen y que, en este caso, inmovilizan a la soñante. (2) Un extraño que aparece para ayudar pero que en el fondo quiere abusar de la soñante, con un final inesperado. (3) Una escena social surrealista, donde una mascota engulle a la ambivalente madre del soñante, que le mantiene distraído de su ambición personal.