Varela Dice Lo Que Piensa (Viernes, 28/06/2024)
La Tribu A Diario con Raúl Varela - Un pódcast de Radio MARCA
NO QUIERO EL MUNDIAL EN MI CASAUno de mis primeros recuerdos futbolísticos me sitúa en 1982, en Pontevedra, más o menos por esta época del año. Se jugaba en España el Mundial, el de Naranjito, el de los jugadores con bigote. El grupo I con Italia, Polonia, Perú y la Camerún de Tommy N’Kono, que se presentaba al mundo jugando con pantalones largos, disputó sus partidos entre Balaidos y el Municipal de Riazor. La Italia de Enzo Bearzot y que hizo del empate virtud hasta la victoria final frente a Alemania en el Bernabéu, eligió mi ciudad y su Parador Nacional como sede de concentración para realizar en el viejo estadio de Pasarón sus entrenamientos. Allí, siendo un querubín babeaba viendo cada mañana sin colegio a Dino Zoff, Cabrini, el difunto Scirea, Tardelli, Paolo Rossi. Podría decir prácticamente toda la convocatoria. Aún debe andar por casa el Tango España con las firmas de los que a la postre fueron campeones. Una pieza de museo. El caso es que muy posiblemente en el transcurso de la mañana de hoy se elija definitivamente las ciudades sede que representen a España 2030 en ese Mundial tripartito en el que Portugal y Marruecos lo han tenido claro desde el principio mientras que nosotros andamos mareando la perdiz. A la espera de que ocurriese un milagro con Valencia, ese mapa parecía dibujado hasta que alguien ha reparado que el reparto de color político en las alcaldías de las ciudades implicadas está más desequilibrado que el España Georgia del domingo. Vigo, mi otra ciudad, no se rinde. Ya conocen a su alcalde. Dijo que ponía más luces en Navidad que Nueva York y ahí tienen a la calle García Barbón con más trasiego que la Quinta Avenida un 25 de Diciembre. Pienso en mi hijo y en la posibilidad de que viva lo que yo viví hace cuarenta años y me emociona. Pero pienso en que hay que gastarse sesenta kilos de dinero público sumándolo a lo ya gastado en la remodelación del estadio y no acabo de verlo. Más obra, más derroche, un estadio heredado demasiado grande para la dimensión del Celta y todo por apenas un par de partidos que echarse a la boca. No le arriendo la ganancia. Digo Vigo porque lo siento como mío, pero podría decir La Coruña, o Murcia, o Gijón o cualquiera de las ciudades de tamaño medio a las que se les ha exigido convertirse en gigantes. No, no quiero un Mundial así en mi casa.See omnystudio.com/listener for privacy information.